DISONANCIA COGNITIVA


INTRODUCCIÓN

Estamos acostumbrados  a que exista coherencia entre lo que una persona sabe, cree o siente y lo que realmente hace. La suposición de que las actitudes y la conducta son congruentes resulta bastante intuitiva. Parece lógico que las actitudes de una persona guíen su manera de actuar.

• Por otro lado, la convención social considera que ser incoherente denota poca fiabilidad y madurez. De hecho, cuando se califica a alguien de incoherente, es probable que éste se sienta molesto por ello. La convención social suele penalizar la incoherencia.

Pero ¿qué ocurre cuando una persona mantiene comportamientos contradictorios con su manera de pensar?
 A veces, nos sorprende cómo una persona cambia su discurso en poco tiempo. Y puede que no se deba a 
profundas reflexiones sobre el objeto actitudinal, sino a la necesidad de encontrar coherencia.

• Por ejemplo, alguien que se inclina por determinada ideología política entabla una relación de pareja con 
otra persona que piensa de manera contraria y, como consecuencia, uno de los dos empieza a desplazarse hacia los posicionamientos de su pareja.

• La investigación psicosocial ha explicado cómo las personas podemos vernos motivadas a cambiar nuestra forma de pensar para que ésta no contradiga lo que hacemos o hemos hecho. 
Es decir, en esta ocasión, la actitud será resultado de la conducta, dado lo incómodo que resulta 
percibirse como incoherente.

• Siempre será posible encontrar razones para justificar lo que hacemos, hasta el punto de que llegamos 
a autoconvencernos a partir de ese proceso de racionalización. Buscamos equilibrio,con uno mismo y con los demás.






No hay comentarios:

Publicar un comentario